Cuatro días en casa del Marques Francisco Javier que han sentado muy bien. Sobre todo por la desconexión y por el descanso. Que acostarse a las 2am como muy tarde después de visitas, buenas comidas y paseos por Córdoba bien valen 4 horas en bus.
Al final no nos comimos atascos, ni a la ida ni a la vuelta. Nos vino a buscar Javi y cenamos algo en casa el miércoles al llegar. El jueves, visita por la judería y la Mezquita-Catedral, esta vez si. Y como no, la cámara se quedó en casa. Pero bueno, no pasa ná de ná. Después nos tomamos algo en Grifos, ese bar al lado de casa que recordaba de hace un par de años. Por la tarde, siesta e intento de procesión. Sin suerte, por cierto, que el tiempo estaba revoltoso. Al final cenamos algo en el Bar La Venta, donde por pagar con tarjeta me han cobrado dos veces y el datáfono se les estropeó..
El viernes lo pasamos de visita por el Zoológico (ese lince, que pose, que arte!!) y luego al Castillo de Almodovar del Río, donde el Conde de nosedonde se dedicó a restaurar lo que quedaba del mismo a principios del siglo pasado. Resultado? Un castillo enorme y precioso, muy bien restaurado con unas vistas de la zona impresionantes. Desde allí vimos como la tormenta se iba acercando poco a poco. Cogimos el coche corriendo y para casa. Allí refugiados, jugamos un rato y salimos para ver dos procesiones. Sólo tres pasos (dos cristos y una virgen) y con eso fue suficiente. Brahim hizo el reportaje gráfico.
El sábado lo pasamos dibujando en el patio de los naranjos, donde los tres sacamos a relucir nuestro arte. Paula Kandisky, Gael y Brahim (junto con una pequeña colonia de bambinos que se aburrían de no entender porque a sus padres les gustaba tanto andar y andar;-) pintaron y pintaron la torre de la Mezquita-Catedral con diferentes técnicas y visiones. Después un paseo por la city, un potage riquísimo y de nuevo, vuelta a ver las últimas cosillas.
Prometo intentar hacer un
salmorejo cordobés, aunque la tía Angelines no me haya confiado su "secret ingredient"...
