El sábado, tras la carrera popular de la melonera y volviendo a mi casa, me crucé con una concentración en la calle Atocha. Movido por la curiosidad, subí la calle hasta rodearme de los asistentes, mayoritariamente sentados en sus sillas motorizadas. Aquellas personas se reunían para reivindicar sus derechos como ciudadanos y ciudadanas en un mundo que los mira de manera diferente. Pese a los grandes avances logrados desde distintos ambitos (administración del Estado, conciencia social, barreras arquitectónicas, etc) todavía nos falta modificar nuestra visión de lo que es la vida; saber adaptarnos a esas minorías para las cuales cada día es una lucha para hacerse oir. No os equivoquéis, no compadezco a nadie. Al revés, me doy cuenta de que descender de tu esfera, de tu mundo ideal hasta el mundo de las miradas, de los "por aqui no se puede...", no es sencillo hasta que no lo vives en tu persona.
Hará cuestión de un mes, más o menos, llevando a mi abuela y mi tía a la estación de Atocha de Madrid, tuvimos que lidiar con una situación similar. Mi abuela, con 87 años y movilidad reducida (necesidad de bastón y apoyo secundario) necesitaba a alguien que le asistiera para bajar al anden. Mi tía solicitó el servicio a RENFE, que amablemente le contestó que el mismo día en "Atención al cliente" podría solicitar una silla de ruedas para trasladarla o un auxiliar. Una vez allí las señoritas nos informaron amablemente de que el servicio de silla de ruedas sólo estaba disponible para personas con minusvalías (y mi abuela se salía de ese grupo). Tras intentar negociar con ellas, nos indicaron que avisarían a un auxiliar que bajara con ella y le sirviera de apoyo. Sin embargo, por las formas en las que nos hablaban se intuía que no éramos de interés para aquellas señoritas de "Atención al cliente", que no significábamos nada.
Un poco más tarde, cuando entramos en la sala VIP (mi tía había comprado billetes en Preferente por la comodidad para la abuela), al no tener yo título de transporte, me tenía que quedar fuera, por lo que finalmente salimos los tres. Estés o no de acuerdo con las normar, tienes que reconocer que a veces rezuman estupidez. Y lo más claro: que las normas no están hechas por todos los colectivos y muchas veces no son de interés general.
Es por ello que os animo a todos (lo he empezado a poner en práctica ya!) a examinar la información que obtenemos para comprobar que cumple TODOS los mínimos. No creemos una sociedad hecha por unos pocos y para una mayoría. No caigamos en modelos de desarrollo , de consumo, de vida exportados y que nos marcan un camino. Extendamos los límites de la mayoría hasta englobarnos a todos.
Luchemos porque TODOS tengamos acceso a unos derechos que nos permitan desarrollarnos como individuos. TODOS los días y a TODAS horas.
Hará cuestión de un mes, más o menos, llevando a mi abuela y mi tía a la estación de Atocha de Madrid, tuvimos que lidiar con una situación similar. Mi abuela, con 87 años y movilidad reducida (necesidad de bastón y apoyo secundario) necesitaba a alguien que le asistiera para bajar al anden. Mi tía solicitó el servicio a RENFE, que amablemente le contestó que el mismo día en "Atención al cliente" podría solicitar una silla de ruedas para trasladarla o un auxiliar. Una vez allí las señoritas nos informaron amablemente de que el servicio de silla de ruedas sólo estaba disponible para personas con minusvalías (y mi abuela se salía de ese grupo). Tras intentar negociar con ellas, nos indicaron que avisarían a un auxiliar que bajara con ella y le sirviera de apoyo. Sin embargo, por las formas en las que nos hablaban se intuía que no éramos de interés para aquellas señoritas de "Atención al cliente", que no significábamos nada.
Un poco más tarde, cuando entramos en la sala VIP (mi tía había comprado billetes en Preferente por la comodidad para la abuela), al no tener yo título de transporte, me tenía que quedar fuera, por lo que finalmente salimos los tres. Estés o no de acuerdo con las normar, tienes que reconocer que a veces rezuman estupidez. Y lo más claro: que las normas no están hechas por todos los colectivos y muchas veces no son de interés general.
Es por ello que os animo a todos (lo he empezado a poner en práctica ya!) a examinar la información que obtenemos para comprobar que cumple TODOS los mínimos. No creemos una sociedad hecha por unos pocos y para una mayoría. No caigamos en modelos de desarrollo , de consumo, de vida exportados y que nos marcan un camino. Extendamos los límites de la mayoría hasta englobarnos a todos.
Luchemos porque TODOS tengamos acceso a unos derechos que nos permitan desarrollarnos como individuos. TODOS los días y a TODAS horas.
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