Me he terminado de vestir, me he puesto la mochila y notaba que me faltaba algo. He mirado así por alrededor y no he visto nada. Me he dicho que es esa típica reacción del que una vez fumó y que todavía teme dejarse las cosas por ahí. Me he encaminado tranquilamente hacia el metro de Argüelles, debatiendo internamente cual de los dos menus (media pizza o ensalada) me apetecía más: mi pirámide alimenticia y mis papilas gustativas enfrentadas en el interior de mi cabeza. De repente, no tenía mis llaves. A la siguiente estación, me he bajado y me he dado la vuelta. Para entonces mi móvil se había quedado sin batería y no podía llamar a Yannick que pudiera estar en el gimnasio todavía. En fin, que me ha tocado volver. Ya estaba casi convencido de que en el vestuario no estaría y que me lo había dejado por la Residencia Vallehermoso. Y ¡que sorpresa la mía! No sólo me había dejado las llaves sino que también estaba mi cubasquero, ahí colocado en la percha. Si es que...
Al llegar a casa he puesto una lavadora. He metido mi recien regalada camiseta de ISF sobre "Agua para todos", muy naranjita ella. De repente, nada más comenzar el programa he pensado que mejor siendo el primer lavado, se haga independientemente. Es que después de desteñir el kimono pues se aprende alguna cosilla. Vamos que cuando me he puesto a lavar la camisetilla a mano, ¡el agua salia anaranjadaaa!!!! Menos mal, verdad?? Como se ha rehecho mi cerebro de la pirada anterior!
Por petición de mi amigo Baptiste que celebra su cumpleaños el sábado 24 de noviembre (y dado que hace más de un año que no piso Paris), el nene se marcha de fin de semana a ver a su compi. Nos vamos a Beauvais con Ryan Air, pero nos vamos!
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