Por el día, la lámpara dada la vuelta recarga sus baterías gracias a unas células fotovoltáicas. Por la noche y tras colocarla hacia arriba, se convierte en una lámpara que monitoriza gracias a una conexión WiFi el consumo energético del hogar.
Aunque no esté disponible a la venta, la filosofía de este pequeño dispositivo abre la puerta al ahorro energético en forma de reto visible. Emplaza al consumidor a establecer unos objetivos mensuales de consumo energético (en forma de Watios o €uros) y ánima con sus colores verde, amarillo y rojo a ver si se cumplen o no.
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