Finalizado el primer mes del año, nos quedan otros 11 para pararnos a reflexionar y pensar en lo que llamamos "futuro profesional". Hace un año, las cosas estaban claras; en Dublín con un proyecto entre manos, el inglés manando de mis entrañas y mil cosas por descubrir.
Después de cuatro meses en MEE, las cosas no marchan. Y no lo hacen porque no estoy convencido del "modelo" que me apetece seguir. Sí, sí, ese modelo de vida que a veces noto alguien me marca o el que deseo marcarme.
Desde hace unos días estoy "convencido" de que mi futuro puede tener relación con la cooperación internacional como telecom. En concreto, en un escenario de ONGs, proyectos de intervención en la zona. Pero cuando comienzo a divagar, un soplido me tira las piezas y me hace plantearme las cosas de nuevo.
Hace una semana, mi vida pasaba por dos alternativas: un proyecto de investigación en Dublín (que después de 4 años me permitiría obtener un PhD) o la posibilidad de comenzar un doctorado en la URJC si la reunión del pasado viernes pintaba las cosas tal y como me apetecía. A día de hoy, tales objetivos se han casi esfumado. ¿Por qué? Pues porque me lío, porque la teoría del kaos dice que algo llegará que me hará fuerte y me posicionará fírmemente, en algún momento... Pero no veo cuando.
Al menos en el curro me he asincerado y he expuesto que mi falta de motivación es una de las razones por la que puede que abandone el barco. De hecho, a día de hoy y conociéndome, no se lo que haré. Pero deseo el cambio. Al menos, hacia una parte más de networking...
Supongo que el futuro pasa por esto, por dudas y apuestas. Lo que pasa es que siempre me ha costado diferenciar el caballo ganador... (no tengo excusa!)
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