La vida sin riesgo no es vida

Esa es la frase que ha salido de mi boca justo antes de pulsar al botón de Ok de mi móvil. El mensaje ha llegado. También ha sido contestado con cierto estupor. Normal. Estupor producido por un acto impulsivo y quizá inacertado por mi parte pero que al menos es sincero.

Porque que ojos verdes, señores, que ojazos!

Por lo demás, asistir a cursos de formación para internos en TID pensando que estás cobrando por aprender me chifla. El esfuerzo siempre es recompensado. La balanza siempre se equilibra. Sólo hay que esperar el momento.